miércoles, 26 de febrero de 2014

Los minerales

Hola de nuevo chic@s!
Para terminar el repaso de los nutrientes más importantes, hoy repasamos la importancia de los minerales.

Al igual que sucede con las vitaminas constituye el grupo de los micronutrientes, ya que las cantidades que se requieren y su contenido en la dieta son muy pequeños, por lo que se consideran esenciales.
Es raro encontrar deficiencias, pero pueden aparecer en determinadas situaciones fisiológicas como son el embarazo, estrés, enfermedades crónicas o algunas que cursan con mala absorción de nutrientes.

Dependiendo de la proporción en la que se encuentran en los tejidos y del aporte que se necesita de cada uno de ellos, podemos clasificarlos en:
  
  Macrominerales: cuya ingesta recomendada es superior a los 100 mg diarios. Encontramos al calcio, fosforo, magnesio, sodio, potasio, cloro y azufre. 
   Microminerales: cuya recomendación dietética es inferior a 100 mg al día. En esta clasificación encontramos al hierro, zinc, flúor, yodo, cobalto  y cobre. 

Algunos minerales como el plomo o el mercurio son tóxicos y a veces pueden aparecer en los alimentos pudiendo originar reacciones adversas y alteraciones graves.



Macrominerales

 

Calcio y fósforo: son los minerales más abundantes en el organismo. El 90%  se encuentra en el tejido óseo y en la dentadura. Es más frecuente el déficit de calcio ya que el fósforo es muy abundante en los alimentos. El aporte insuficiente de calcio conduce a una inadecuada mineralización ósea, pudiendo originar raquitismo en los niños y osteoporosis en adultos. Como hemos mencionado anteriormente si hay déficit de vitamina D no se absorbe el calcio.
Las fuentes alimentarias de estos minerales son leche y derivados, frutos secos, cereales, legumbres, pescados y mariscos

Magnesio: el organismo posee importantes cantidades de este mineral, la mayor parte en los huesos (entorno a un 60%) y en menor medida en los músculos (25%) y otros tejidos.
El magnesio participa en la contracción muscular y en la transmisión del impulso nervioso por lo que es de especial importancia para deportistas ya que su déficit suele producir contracturas musculares, calambres o debilidad.
Este mineral se encuentra en alimentos de origen vegetal como verduras de hoja verde, frutos secos, hortalizas, legumbres o frutas. También en carnes o leche.

Sodio: este mineral participa en la transmisión nerviosa, absorbe nutrientes y regula los niveles de agua en el organismo. El exceso de sodio en los alimentos produce edemas (retención de líquidos). Además está demostrado que un exceso de sodio en la dieta es un factor en la aparición de la hipertensión arterial.
No deben superarse los 3 gramos de sal al día y es importante matizar que en esta cifra está incluida la cantidad de sodio que contienen de forma natural los alimentos más la que añadimos en forma de sal común.
El sodio se encuentra en pequeñas cantidades en todos los alimentos y en mayor proporción en alimentos curados (como el jamón serrano), el salazón y en general en alimentos precocinados, enlatados y envasados.

Fósforo y Cloro: ambos intervienen en los procesos de transmisión nerviosa y en los procesos de contracción muscular. Los encontramos principalmente en leche y derivados, frutos secos, legumbres, cereales, pescados, mariscos y carnes.

Potasio: interviene en la transmisión del impulso nervioso y participa en la síntesis de glucógeno y proteínas. Se encuentra principalmente en frutas (plátano, kiwi, fresas, melón, etc.) y en hortalizas.

Cloro: regula los niveles de líquido en el cuerpo además de intervenir en la síntesis de ácido clorhídrico en el estómago.

Azufre: interviene en la eliminación de compuestos tóxicos a través de la orina. Su fuente principal de la dieta son los alimentos que contienen azufrados, es decir, los alimentos proteicos de origen animal.


Microminerales

 

Hierro: normalmente el hierro aparece ligado a proteínas y está presente en distintos compartimentos del organismo. Interviene en el funcionamiento del sistema inmunológico y en la síntesis de neurotransmisores. Su función más conocida es el transporte de oxígeno desde los pulmones hasta las células.

Podemos distinguir dos tipos de hierro:

   Hierro hemo: se encuentra únicamente en los alimentos de origen animal como la carne roja o el hígado (vísceras). Se absorbe hasta un 25% de la cantidad ingerida
         Hierro no hemo: es aportado principalmente por alimentos de origen vegetal, como las legumbres, los frutos secos, cereales y verduras. Solo se absorbe en pequeña proporción entre un 2-5% de lo que ingerimos. Su absorción se ve favorecido por la presenta de vitamina C y proteínas animales.
La falta de hierro puede provocar anemia ferropénica sobre todo cuando los requerimientos son mayores como sucede durante la gestación, mujeres en edad fértil (menstruación),etapas de crecimiento o deportistas.

Yodo: Es un constituyente esencial de las hormonas tiroideas. Su aporte solo plantea problemas en las zonas donde el suelo es pobre o está exento de yodo. En estos casos se aconseja el uso de sal yodada para la preparación culinaria de los alimentos. El déficit de yodo provoca una reducción de la síntesis de las hormonas tiroideas, que provoca bocio e hipotiroidismo.
Es un mineral muy abundante en pescados, mariscos, sal yodada y agua natural.

Flúor: se encuentra principalmente en el hueso y los dientes. Es imprescindible para la prevención de la caries dental ya que refuerza la estructura mineral, actúa sobre las bacterias cariogénicas y mantiene el esmalte. Su aporte más importante viene dado por los floruros del agua, así como en los pescados y el té.

Zinc: entre sus funciones destaca por formar parte de gran cantidad de enzimas que intervienen en el metabolismo de los macronutrientes además de participar en el sistema inmunitario, intervenir en la cicatrización de los tejidos y en el sentido del gusto y el olfato.
Está presente en alimentos de origen animal como moluscos, carne roja y crustáceos. 

Cobalto: es uno de los componentes de la vitamina B12 que se encarga de la formación y maduración de los glóbulos rojos. La carencia de cobalto está relacionada con la ausencia de esta vitamina en el organismo, lo cual genera anemias, problemas neurológicos y falta de crecimiento. Los vegetarianos son los más proclives a tener deficiencia de cobalto, ya que este mineral no se encuentra presente en frutas ni vegetales. Una alimentación equilibrada y rica en alimentos con vitamina B12 como carnes, cereales o lácteos, asegura que las necesidades nutricionales de cobalto queden satisfechas.

Cobre: este micromineral se encuentra presente en los músculos, huesos e hígado. Es fundamental para el desarrollo y mantenimiento de los huesos, tendones, tejido conjuntivo y sistema vascular. La carencia de cobre en el organismo es bastante rara en personas que llevan una alimentación normal. El cobre está presente en vísceras, carnes, cereales integrales, frutos secos y legumbres.

Como veis las funciones de los micronutrientes (vitaminas y minerales) son de vital importancia y permiten cumplir las recomendaciones siguiendo una dieta equilibrada.
Pero cuando por algún motivo la ingesta es inadecuada o su absorción no es total, se produce déficit de vitaminas o minerales. En este momento sería cuando deberíamos utilizar los complementos o suplementos multivitamínicos. Siempre han de ser recetados por un médico, que previamente haya realizado los estudios pertinentes para confirmar que existe ese déficit. Bajo ningún concepto deben tomarse sin supervisión facultativa, ya que si no existe ese estado carencial no es necesario ingerir este tipo de suplementos alimenticios.


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Espero vuestros comentarios!! Me encanta leeros :)

Diana

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